Comienza la cuenta atrás. En exactamente veintiséis días, un servidor de usted andará (o más bien volará) camino de Escandinavia, con destino final Gotemburgo, Suecia (Göteborg para los amigos suecos).
Sepan los incrédulos que esta vez va en serio. Sí, hace algo más de un año soñaba en voz alta, desde esta tribuna, con mi prometedor futuro lejos de Leganés. Futuro que se tornó negro, o al menos algo sombrío (digamos que igual de sombrío que un sótano que yo me sé, en una univerisdad madrileña que todos conocemos...).
Como dice una querida amiga mía, las cosas siempre suceden por algún motivo. Y yo aquí estoy, contándote, tan feliz, que voy a estrujar Suecia todo lo que pueda.
Me comprometo desde aquí a mantenerte al día de mis venturas y desventuras por aquellas tierras norteñas.
¡Hasta pronto, Suecia!
Sepan los incrédulos que esta vez va en serio. Sí, hace algo más de un año soñaba en voz alta, desde esta tribuna, con mi prometedor futuro lejos de Leganés. Futuro que se tornó negro, o al menos algo sombrío (digamos que igual de sombrío que un sótano que yo me sé, en una univerisdad madrileña que todos conocemos...).
Como dice una querida amiga mía, las cosas siempre suceden por algún motivo. Y yo aquí estoy, contándote, tan feliz, que voy a estrujar Suecia todo lo que pueda.
Me comprometo desde aquí a mantenerte al día de mis venturas y desventuras por aquellas tierras norteñas.
¡Hasta pronto, Suecia!